¿Vine a servir, y no a ser servido…?

octubre 17, 2010

PAZ Y BIEN!!

Hoy… he tenido un día intenso! He pasado una mañana preciosa «perdida» en la montaña con unos amigos, y luego de comida en un chalet, celebrando la vida, la libertad y la amistad, y más tarde en casa, un encuentro con un amigo, arreglando cosillas de la casa, y luego compartiendo luces, y… sombras, muchas sombras, aunque al final parecía que había también alguna luz…

Pero entre lo vivido, ha habido risas y llanto, luces y sombra, claros y oscuros…

Las últimas semanas están siendo muy intensas, y muy cansadas… la verdad… con más sombras que luces… Hay momentos de claridad, normalmente cuando me siento a orar el evangelio, pero luego, mi realidad me come, mis actividades se multiplican, y queriendo vivir esta frase «he venido a servir y no ha ser servido» siento que el mundo se me echa encima, y que no disfruto la mitad de las cosas que hago, porque acabo más pendiente de servir que de Vivir! Más pendiente de hacer que de ser!

Y… cada día estoy más convencida de que en eso no consiste el evangelio! Cuando muchas cosas se convierte en una carga, cuando la alegría disminuye y el cansancio aumenta… el sentido se pierde, el amor también, y como conclusión… construyas lo que construyas, seguro que no es el Reino!

Soy la primera que siempre hablo de Vivir el Reino de Amor y Alegría, y que la semana pasada comentando el evangelio de «mi yugo es suave y mi carga ligera»… compartía lo que he vivido muchas veces, y como esas cargas se aligeran cuando las vives desde Él y centrada en Él… pero… hay otros muchos momentos, como los que vivo últimamente, en los que… no sucede así… en los que cada cosa se hace más pesada que la anterior, y en los que… todo se hace una montaña… hay mucho trabajo, y somos muy pocos… muy pocos… al final… siempre somos los mismos los que nos encontramos en las actividades, asociaciones y encuentros… siempre son las mismas caras las que ves, con las que compartes…

No sé… hoy… tenía la necesidad de compartir también las sombras… porque… aunque es precioso soñar… cuando ves que ningún sueño se hace realidad… cuando ves que estás en tierra de nadie otra vez… cuando te sientes sola y el cansancio y la falta de esperanza te invaden… no queda otra cosa que rezar… no queda otra cosa que acurrucarse , que imaginarse en lo brazos del Padre, y… esperar en Él…

dulces sueños.